
Organizar un sepelio en el Perú puede representar un gasto considerable para las familias. Dependiendo del tipo de servicio, la ubicación y los adicionales elegidos, el costo total puede superar los S/45,000, según estimaciones del mercado funerario.
Un servicio básico, que incluye ataúd, capilla ardiente, preparación del cuerpo, carroza fúnebre y coordinación del entierro, tiene un valor promedio de S/2,200. Si se agregan extras como ataúdes de mayor calidad, arreglos florales o vehículos de acompañamiento, el precio puede superar los S/3,500.
Los salones velatorios van desde S/150 hasta S/1,000, mientras que los arreglos florales pueden costar entre S/50 y S/800.
El espacio de sepultura es, por lo general, el mayor gasto. En el Campo Santo Huachipa, por ejemplo, la opción más económica de servicio privado (individual compartido perpetuo) cuesta alrededor de US$2,400, lo que equivale a cerca de S/9,000 aproximadamente. Las opciones individuales y los mausoleos familiares pueden superar los S/41,800 y S/125,400, respectivamente.
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La cremación, una opción cada vez más elegida por las familias, tiene un costo que varía entre S/2,000 y S/7,500, según el lugar y los servicios complementarios.
Planificación ante la pérdida
Frente a estos montos, muchas familias recurren a préstamos o colectas improvisadas para cubrir los gastos. No obstante, la previsión mediante seguros de sepelio viene ganando terreno como alternativa financiera y logística.

“La pandemia dejó una mayor conciencia sobre la necesidad de anticiparse a situaciones difíciles. Hoy muchas personas piensan en cómo evitarle esa carga a sus familiares”, señala Milagros Latuf, gerente técnico de Productos Vida de La Positiva Seguros.
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Aunque todavía es una práctica incipiente, la planificación del gasto funerario se va incorporando en la gestión financiera de los hogares peruanos. En un contexto de aumento de precios y menor capacidad de ahorro, anticipar este tipo de gastos se vuelve una medida cada vez más valorada.


 
 
 
 





