
Una nueva ley, impulsada por la administración del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido aprobada por el Congreso del país norteamericano y encarece las solicitudes para extranjeros en busca de la visa.
Se trata de la denominada “Gran Hermosa Ley” (One Big Beautiful Bill) la cual impone el alza de los precios de tarifas migratorias en la historia de Estados Unidos, así como recortes que afectarán a millones de inmigrantes.
Lo más llamativo de esta normativa es que añade una tasa obligatoria por concepto de “integridad de visa” por un valor de 250 dólares adicionales al costo que se efectúa regularmente al postular para un visado, ya sea de turismo, estudios o trabajo, entre otros.
Actualmente el costo para la visa de turismo (B-1 y B-2) o estudiante (J-1) es de 185 dólares en Perú. Sin embargo, para el caso de estudiantes y visitantes de intercambio, sobre todos los que realicen el programa Work and Travel, deberán también tener en cuenta también el pago del Sevis, lo cual encarecería su solicitud.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos precisó que “se informará sobre la implementación de estos cambios en las tarifas en los próximos días”. Es decir, la ejecución de esta norma será de manera progresiva.
Ante este escenario, ¿cómo afectaría esta nueva ley a los viajeros y ciudadanos peruanos que presenten su solitud para la visa? Gestión conversó con Jimmy Astocóndor, economista de Pacífico Business School, quien detalló el impacto que se tendría a mediano plazo.

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Impacto en los ciudadanos peruanos
El especialista indicó que el aumento de precios en las visas estadounidenses tiene como objetivo fortalecer la seguridad migratoria y asegurar que los solicitantes tengan solvencia económica, según lo precisado por la administración de Trump.
Además, precisó que el costo de la visa puede duplicarse, llegando a sumar entre 250 y 350 dólares adicionales, lo que eleva el gasto total para los postulantes hasta aproximadamente 1,500 soles solo en trámites, sin contar otros gastos del viaje.
“Al incrementar el costo, lo que hace es que sube la valla de ingreso como una barrera de entrada y eso permite que algunas personas puedan ser admitidas o postular a estas visas de trabajo, tipo J-1 y en el caso del turismo pasa exactamente lo mismo. Al subir este concepto de tarifa, lo que está haciendo es que personas que manejen cierto nivel económico puedan generar un gasto para cubrir el costo que puede llegar hasta casi 1,500 soles entre el pago original y el concepto del interés de visa, haciendo más reducido el canal de postulantes”, añadió.
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Astocóndor mencionó que las familias deberán ajustar sus presupuestos para cubrir estos nuevos gastos, lo que puede desincentivar a algunos estudiantes en el caso de los postulantes a la visa J-1, aunque la mayoría buscará asumir el costo para no perder la experiencia.
Asimismo, precisó que se observa una reducción de plazas disponibles y mayor competencia para acceder a los programas J-1.
“Lo que se ha pasado es que en el caso de los J-1 se ha ido acotando un poco las plazas de participación por parte de estudiantes. Este año, por ejemplo, ha sido un poco más peleado las plazas de ingresos con respecto al año pasado. Entonces, viene un poco cerrando la cantidad de alumnos o estudiantes que puedan ir participando”, acotó.
Para el caso de los viajeros por turismo o negocios, también deben redistribuir su presupuesto para cubrir el sobrecosto, aunque el impacto es más notorio en los nuevos postulantes que en quienes ya tienen una visa.
“Lo que van a hacer es que van a tener que ahorrar un poco más (los nuevos postulantes), van a tener que extender un poco de esto para poder hacerlo de primera mano. Si hay diferenciación en adquisiciones, en costos, en otro tipo de cosas, ya se vería impacto”, indicó.
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Las agencias peruanas estarían en riesgo
En otro momento, Astocóndor alertó que las agencias que gestionan programas como Work and Travel serían las más afectadas con esta nueva medida debido que, ante una menor cantidad de alumnos y participantes, se reduce la demanda de sus servicios.
“Al haber menos cantidad de alumnos y ponen de menos participantes y todas las agencias tendrían que o delimitar su oferta de valor o de repente ver otros países para que puedan migrar de estas oportunidades de empleo”, añadió.
Asimismo, precisó que algunas agencias han cerrado o reducido significativamente su operación. Estima una disminución entre el 20 y 30% en plazas para este tipo de programas respecto a antes de la administración Trump. Además, indicó que se prioriza a postulantes con experiencia previa, limitando el acceso a nuevos participantes.

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Cambios en la demanda y alternativas
El especialista mencionó que se podría generar un cambio de escenario. Tras este endurecimiento de las condiciones y el aumento de costos, algunos peruanos podrían considerar otros destinos para programas de intercambio, como Europa, Canadá o Asia, donde las restricciones pueden ser menores.
“Podrían abrir otras oportunidades en otros países o en otros continentes para hacer un poco la misma experiencia de trabajo y viaje. Si Estados Unidos sube sus restricciones, lo que va a hacer es que se haga puertas en otros continentes, por ejemplo, Europa, donde se pueda hacer ese tipo, inclusive Asia", indicó.
Además, añadió que estas nuevas restricciones no afectarían las relaciones bilaterales, ya que se trata de decisiones soberanas de Estados Unidos para segmentar el perfil de los visitantes, no de prohibiciones explícitas.
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Posibles afectaciones en la economía estadounidense
Según Astocóndor, para la economía estadounidense, la reducción de participantes latinoamericanos en programas J-1 podría ser contraproducente, debido que estos trabajadores suelen recibir salarios menores que los estadounidenses, lo que afectaría ciertos sectores laborales.
“Por ejemplo, un latino puede cobrar 16 dólares la hora en un trabajo de cocina o de consejería y un americano por lo mismo cobraría 30 dólares. En diferencia, casi del doble con respecto al precio, como miden en Estados Unidos, en estos casos ingresos. Entonces, podría para Estados Unidos generar un efecto contraproducente”, añadió.
Asimismo, el impacto en las agencias peruanas se prevé a mediano plazo hacia 2026, por lo que aún es prematuro estimar el porcentaje exacto de afectación.


Bachiller en Periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, con seis años de experiencia en prensa radial, escrita, digital e instituciones públicas.