
La educación superior tradicional ya no garantiza empleabilidad ni resulta accesible para todos. En ese escenario, la educación digital está emergiendo como una alternativa concreta para los jóvenes peruanos que buscan desarrollar habilidades técnicas y profesionales con mayor flexibilidad y pertinencia frente a las exigencias del mercado laboral.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Hogares (2023), solo el 21.4% de jóvenes entre 15 y 29 años logró acceder a una educación universitaria. A su vez, la 14ª edición de la Encuesta Gen Z y Millennials de Deloitte (2025) revela que el 35% decidió no continuar estudios superiores tras culminar el colegio, principalmente por motivos económicos o por la falta de opciones educativas alineadas a las nuevas dinámicas laborales.
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Ante este panorama, la educación digital se consolida como una respuesta a la desconexión entre la oferta educativa y la demanda profesional. El auge de plataformas globales y locales ha permitido que miles de jóvenes accedan a programas cortos, certificaciones modulares y rutas formativas orientadas a la práctica, con foco en áreas como programación, análisis de datos, diseño digital o inglés técnico.
En el país, organizaciones como i-ED Educación Digital, entre otras, forman parte del cambio mediante un modelo flexible que combina formación en línea, certificaciones internacionales y alianzas con instituciones educativas locales. La propuesta busca reducir la brecha de acceso y fortalecer la empleabilidad juvenil a través de una educación adaptada al contexto económico actual.
“La formación digital ya no es solo una alternativa, sino un camino real hacia la inserción laboral y la movilidad social”, señaló Gilbert Leiva, presidente de i-ED Educación Digital. “Hoy el reto no es solo estudiar, sino aprender a adaptarse. Por eso apostamos por programas modulares, flexibles y certificados, que permiten a los jóvenes avanzar a su propio ritmo con el fin de mejorar su empleabilidad y abrirse paso en la economía digital”.
Las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) refuerzan esta tendencia: más del 65% de los puestos laborales en el Perú requerirán algún tipo de competencia tecnológica hacia 2030. Frente a ello, la alfabetización digital se perfila como una necesidad urgente, no solo para mejorar la inserción laboral, sino también para impulsar la competitividad del país.
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Con una generación que valora la flexibilidad y busca resultados tangibles, la educación digital deja de ser un complemento para convertirse en un nuevo pilar del desarrollo formativo y económico. Su avance redefine la manera en que los jóvenes peruanos aprenden, trabajan y construyen su futuro profesional.








