
Estudiar en el extranjero ya no es solo un sueño aspiracional, sino una decisión estratégica para cientos de jóvenes peruanos que buscan ampliar sus horizontes académicos y laborales. En un mercado cada vez más competitivo y globalizado, la experiencia internacional se ha convertido en un sello de diferenciación y una vía para acceder a mejores oportunidades.
El interés por la movilidad educativa crece año tras año. Según datos de GSG Education, el Perú lidera en Sudamérica la intención de estudiar en el extranjero, una tendencia impulsada por la búsqueda de calidad académica, redes profesionales globales y competencias que hoy son altamente valoradas por las empresas.
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“Los jóvenes perciben que las oportunidades laborales y el entorno social en el país son limitados o poco predecibles. Estudiar afuera no solo es una aspiración, sino una inversión en futuro”, explica José Carlos Paredes, director de Relaciones Institucionales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
El docente señala que el dominio del inglés, el acceso a becas internacionales y la globalización de las redes profesionales han hecho que la movilidad académica se convierta en una opción cada vez más estratégica.
Destinos en auge: Europa, Norteamérica y Oceanía
En cuanto a los destinos preferidos, España, Francia, Alemania y los Países Bajos continúan entre los más elegidos por los peruanos, principalmente por la calidad académica de sus universidades y la disponibilidad de becas financiadas por gobiernos o programas de cooperación como Erasmus+, la OEA o el Banco Mundial.
Sin embargo, Canadá y Australia han ganado terreno por una razón concreta: permiten estudiar y trabajar al mismo tiempo. “Estos destinos se han vuelto sumamente atractivos porque le permite a los estudiantes solventar sus gastos y ganar experiencia profesional”, apunta Paredes.
En Latinoamérica también hay movimiento. Países como Argentina, Chile, México y Colombia destacan por la cercanía geográfica. “En general, los peruanos perciben que una formación internacional los vuelve más competitivos y los conecta con un entorno profesional más diverso”, añade el representante de la UARM.
Tipos de programas: del intercambio corto al doble grado
Las opciones para estudiar fuera son diversas. Los intercambios académicos semestrales y los programas cortos, como las summer o winter schools, se posicionan como las alternativas más accesibles y transformadoras en poco tiempo.
Por otro lado, los posgrados siguen siendo los preferidos para quienes buscan especialización y un salto profesional. “Los posgrados suelen traducirse en mejores oportunidades laborales y de liderazgo”, sostiene Paredes. Además, señala, crece la demanda de cursos y certificaciones cortas, especialmente en áreas digitales o de gestión, que permiten actualizarse con rapidez.
Lo relevante, dice el experto, no es solo el diploma, sino “las redes, habilidades y experiencias que cada programa permite construir”.

Competencias que marcan la diferencia
Una experiencia académica internacional desarrolla habilidades blandas y técnicas que hoy son altamente valoradas en el mercado laboral. “Los estudiantes que pasan esta experiencia pueden mejoran su manejo de idiomas, aprenden a adaptarse, a trabajar con personas de distintas culturas y a resolver problemas en contextos diversos. Todo eso los hace más atractivos para las empresas”, subraya Paredes.
Las competencias más notorias —añade— son la comunicación intercultural, la resiliencia, la autonomía y el pensamiento crítico. También se fortalecen la empatía y la gestión del tiempo, capacidades poco enseñadas en el aula, pero decisivas en entornos laborales globalizados.
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El costo sigue siendo una barrera importante, pero las alternativas se multiplican. Desde programas de Pronabec hasta becas como Fulbright (EE.UU.), Chevening (Reino Unido), DAAD (Alemania) o Erasmus+ (Europa), las opciones se amplían cada año.
“También hay universidades extranjeras que ofrecen exoneraciones de matrícula o becas por mérito académico, además de convenios bilaterales que reducen costos mediante intercambios o dobles titulaciones”, comenta el vocero de la UARM. Su recomendación: revisar constantemente los portales de embajadas, universidades y organismos internacionales.
Internacionalización desde las universidades
En el ámbito local, las universidades también fortalecen sus alianzas internacionales. La UARM participa en redes como AUSJAL e IAJU, parte del sistema de universidades jesuitas, con programas de movilidad en América Latina y Europa. “Nuestra prioridad es ampliar las opciones por facultad, promover dobles titulaciones y sumar summer programs con becas parciales”, indica Paredes.
Desde el ámbito de posgrado, ESAN mantiene una trayectoria más consolidada en internacionalización. “Empezamos con la internacionalización en casa, pero luego extendimos nuestras experiencias fuera del campus”, explica Armando Borda, director de Relaciones Internacionales de la institución.
Según Borda, la estrategia de ESAN incluye semanas internacionales —organizadas desde 1999—, viajes académicos conjuntos, intercambios cortos y largos, y dobles grados con universidades de alto prestigio en EE.UU., Europa y Asia.
Tres señales que recibe el mercado laboral
La internacionalización, destaca Borda, tiene un impacto directo en la empleabilidad. “Una experiencia internacional te saca de tu zona de confort, te obliga a interactuar en otro idioma y en una cultura distinta. Envía señales de capacidad, resiliencia y adaptabilidad, competencias clave en un mercado laboral que valora precisamente eso”, sostiene.
En el caso de ESAN, sus estudiantes pueden acceder a alianzas con instituciones como UCLA y UT Austin (EE. UU.), York University (Canadá), Bocconi (Italia), EDHEC (Francia), Fudan (China), Indian Institute of Management (India) y National University of Singapore, entre otras.
Los destinos más solicitados entre los alumnos de ESAN varían según el perfil. Estados Unidos sigue siendo el más demandado (con preferencia por Florida, Los Ángeles y Texas), seguido por Francia y Alemania en Europa, y Japón, India y Singapur en Asia. “Las opciones de doble grado suelen ser buscadas por quienes quieren trasladar su experiencia profesional a los mercados de destino (...) Para aquellos que buscan intercambios, el tiempo puede representar una barrera”, explica Borda.
“Tenemos más de 70 acuerdos activos con universidades de todo el mundo”, destaca el directivo.
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El futuro de la educación global
Ambos especialistas coinciden en que la internacionalización dejará de ser un valor añadido para convertirse en un componente esencial de la formación profesional. “Veo un futuro donde la movilidad será más diversa y flexible: programas híbridos, micro credenciales internacionales, bootcamps y estancias cortas se combinarán con experiencias presenciales tradicionales”, anticipa Paredes.
Para Borda, los programas ejecutivos del futuro deberán incorporar múltiples opciones internacionales. “Hoy nuestros alumnos desarrollan proyectos de consultoría junto a estudiantes de Schulich (Canadá) y empresas multinacionales. Este tipo de experiencias conjuntas marcarán el nuevo estándar en la educación de posgrado”, asegura.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.








