
Gamarra es uno de los mejores ejemplos de éxito económico que convive con un deterioro urbano extremo. Tiene una alta concentración de edificios comerciales y galerías, muchos de varios pisos (entre 6 y más de 10 niveles), impulsados por la demanda textil y de comercio minorista. El principal clúster textil del país aspira este 2025 a alcanzar una facturación anual cercana a los S/ 4,500 millones, e incluso proyecta vender S/ 1,800 millones solo en la campaña navideña, según la Asociación Empresarial Gamarra Perú. En conjunto, el emporio sostiene más de 100,000 empleos, aunque todo ese dinamismo ocurre en un entorno marcado por la informalidad, la congestión y un nivel de saturación que hace décadas desbordó la capacidad de su infraestructura.
Proyectos formales como el centro comercial Mall Gama muestran una tendencia a edificaciones más modernas, con varios niveles, estacionamientos y diseño antisísmico.
Los gremios empresariales llevan años advirtiendo que la zona enfrenta un “costo invisible”: el desorden, la inseguridad, la falta de espacios para caminar y la sobrecarga sensorial reducen la productividad, desalientan la inversión y erosionan el atractivo comercial. Este tipo de deterioro, según estimaciones del BID para ciudades latinoamericanas, puede generar pérdidas de hasta 4% del PBI.
En este contexto, estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de UCAL desarrollaron una propuesta denominada Red Peatonal Gamarra 2050, que imagina un corredor seguro a través de plataformas elevadas, áreas verdes y rutas peatonales que ordenen los flujos sin afectar la actividad comercial.
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Pero ¿qué tan viable es un cambio profundo en un territorio tan complejo? Gestión consultó a dos especialistas para entender qué oportunidades abre este proyecto y qué condiciones se requieren para que no quede archivado como tantas otras iniciativas urbanas en Lima.
Deterioro y pérdida de competitividad
Para José Ignacio Pacheco, decano de la Facultad de Diseño y Arquitectura de UCAL, Gamarra enfrenta riesgos estructurales que ponen en jaque su continuidad. “La inseguridad y los hurtos reducen la afluencia de compradores y afectan la competitividad frente a otros polos comerciales con mayores índices de formalidad”, advierte. A esto se suma el uso de viviendas como almacenes informales, lo que, según el experto, incrementa la congestión, el hacinamiento y el riesgo permanente de incendios.
El urbanista señala que la zona opera con densidades extremas y sin espacios públicos que permitan descanso, alimentación o desplazamiento adecuado. “Sin una intervención integral, Gamarra perderá competitividad y verá reducida su capacidad económica a mediano plazo, aumentando el riesgo de incendios de gran escala que, unido a la imposibilidad de acceso de bomberos, podría desencadenar pérdidas económicas muy grandes”, sostiene.

¿Puede la arquitectura mejorar la seguridad?
Pacheco defiende que la arquitectura puede ser una herramienta estratégica para la seguridad y la salud pública incluso en territorios altamente densificados. Explica que el proyecto de los estudiantes “rediseña la ciudad a través de una intervención urbana” que aprovecha espacios en altura para maximizar la renta del suelo y generar ambientes seguros y amigables.
La visión futurista de la propuesta no es un ejercicio aislado: se inspira en precedentes internacionales como Canary Wharf en Londres o el Garden Santa Fe en Ciudad de México, donde las plataformas elevadas, la separación de flujos y la vigilancia integrada redujeron significativamente los accidentes y la criminalidad.
Puesta en marcha
Aunque el proyecto apunta al 2050, Pacheco destaca que existen acciones urgentes que pueden ejecutarse sin esperar grandes inversiones:
- Revisar y fiscalizar los usos de vivienda convertidos en almacenes.
- Desbloquear los hidrantes y garantizar acceso para emergencias.
- Liberar carriles críticos para la circulación vehicular.
- Crear un padrón actualizado de comerciantes.
Estas medidas permitirían preparar el terreno para una intervención integral, evitando repetir errores en los que obras parciales terminan abandonadas o inconclusas.
La mirada del diseño interior: ordenar desde adentro hacia afuera
Para Fiorella Milla-León, arquitecta y gerente general de García Milla-León Arquitectos, la viabilidad del proyecto depende del ordenamiento interno de las galerías, un punto que suele ignorarse en los debates urbanos. “El interior de las galerías, clientes, flujos y la propuesta comercial ofrecida son el pie forzado antes de desarrollar una propuesta exterior”, afirma.
A su juicio, ninguna reforma urbana funcionará si antes no se reorganizan los tamaños de stands, las circulaciones verticales y horizontales, las rutas de evacuación, iluminación, vigilancia y accesos principales. Recién a partir de esa estructura se puede proyectar adecuadamente lo que ocurre en la calle.
Milla-León coincide en que las áreas verdes son clave, pero advierte que deben respetar el “sentido de barrio y de pertenencia para acompañar y no opacar”, ser silenciosas, permitir orientación y descanso, y no convertirse en elementos aislados o decorativos.
Reducir la sobrecarga sensorial sin perder identidad
El ruido, los colores saturados y la competencia visual extrema son un sello de Gamarra que para muchos forma parte de su identidad. Sin embargo, Milla-León cree que es posible bajar la sobrecarga sensorial sin apagar su esencia comercial. Propone ideas como una “zonificación cromática” que ordene por colores las actividades, fachadas reguladas y letreros que eviten la competencia caótica.
“No se trata de borrar la identidad comercial, sino de potencializarla (...) Es una línea bastante delicada de análisis, definición y respeto por la esencia, trabajar con la diversidad como valor”, indica.
¿Y el comercio informal?
Ambos especialistas coinciden en que el reordenamiento debe considerar a todos los actores, incluidos los vendedores informales. Pacheco señala que, con corredores elevados, “se podría cuadruplicar el área de exhibición y venta de mercancías”, lo que permitiría reubicar ambulantes en galerías elevadas, siempre con control de la autoridad competente.
El registro integral de comerciantes sería el primer paso para una gobernanza más transparente y para una distribución equitativa del espacio comercial.
¿Es viable Gamarra 2050?
La viabilidad del proyecto depende, en buena medida, de lograr una articulación institucional que Lima no siempre ha demostrado. Milla-León reconoce que la “disponibilidad de la tierra, el mix comercial permanente y los muchos intereses alrededor de Gamarra” representan barreras importantes. Aun así, cree que pensar hacia el 2050 “es una proyección que debe evaluarse con tiempo, precisiones y definiciones claras de adentro hacia afuera”.
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La propuesta académica ofrece una mirada estratégica: usar tecnología, ordenamiento inteligente y diseño centrado en el usuario para devolver habitabilidad a uno de los motores comerciales del país.
La pregunta ya no es si se puede transformar, sino si Lima tiene la capacidad institucional, técnica y social para hacer sostenible un emporio que no puede seguir creciendo sobre cimientos desbordados.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.








