
Con la llegada masiva de la inteligencia artificial (IA), la pregunta es inevitable: ¿el diseñador del futuro será más creativo o más dependiente de la tecnología?
La presencia de la IA en el mundo creativo ya es una realidad. Según Adobe Inc., el 73% de los diseñadores profesionales ya utiliza herramientas basadas en IA, y de ellos, un 41% ha reducido a la mitad sus tiempos de entrega, mientras que un 34% ha incrementado su productividad sin perder calidad.
Sin embargo, la automatización también genera inquietudes. Un estudio de Canva y Morning Consult (2023) señala que el 62% de los diseñadores menores de 35 años teme ser reemplazado por IA, aunque un 55% considera que estas herramientas los hacen más creativos, al liberar tiempo para tareas estratégicas.
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¿Qué define al diseñador del futuro?
Para Eduardo Velarde, jefe académico de Diseño en la UCAL (Universidad de Ciencias y Artes de América Latina), el diseñador del mañana será quien logre integrar creatividad, tecnología y pensamiento crítico. Estas son las 8 competencias clave que, según el experto, marcarán la diferencia:
Pensamiento creativo y conceptual: comunicar más allá de lo estético.
Criterio visual y sensibilidad estética: construir identidad visual con propósito.
Dominio tecnológico: manejo de IA generativa como Midjourney, Dall-E o Firefly.
Alfabetización digital: integración de tecnologías emergentes en los procesos.
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Pensamiento estratégico: aplicar UX y entender el negocio.
Storytelling visual: conectar emocionalmente con el público.
Ética profesional: uso responsable de la IA y sensibilidad social.
Trabajo colaborativo: interacción con perfiles interdisciplinarios.
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IA y diseño: una relación con propósito
“La IA puede generar imágenes, pero no interpreta contextos, ironías o símbolos culturales. Solo un diseñador puede darles sentido”, afirma Velarde. Por eso, el desafío no es competir con los algoritmos, sino usarlos sin perder la esencia humana del diseño.
En un entorno cada vez más automatizado, la diferencia no la marcarán las herramientas, sino la capacidad de pensar, emocionar y comunicar con propósito. La IA no debe reemplazar la identidad del diseñador, sino potenciarla.