Pedro Schiaffino inició su carrera como practicante en la cocina de La Rosa Náutica. (Foto: La Rosa Naútica)
Pedro Schiaffino inició su carrera como practicante en la cocina de La Rosa Náutica. (Foto: La Rosa Naútica)
Javier Masías

La historia y el paisaje pesan, y mucho en el mundo de los restaurantes. En la ciudad de Lima hay un caso emblemático: quien quiera que la visite, notará el espigón de La Rosa Náutica saliendo de la orilla en Miraflores cortando en dos la bahía. Durante años se consideró un lujo. Luego vinieron los turistas en masa que querían probar un poco de todo, especialmente de la famosa comida marina de la ciudad, en una sola visita, y para ellos inventaron aquí las rondas, luego imitadas en toda la ciudad, fuentes compartimentadas que traían un poco de cada cosa: cebichito, conchitas, causa y alguna gracia más. A la innovación en el servicio siguió el aburrimiento: una carta fosilizada por décadas sin cambiar sustancialmente, o con cambios tan pequeños que no se notaron demasiado nunca.

Estimado(a) lector(a)

En Gestión, valoramos profundamente la labor periodística que realizamos para mantenerlos informados. Por ello, les recordamos que no está permitido, reproducir, comercializar, distribuir, copiar total o parcialmente los contenidos que publicamos en nuestra web, sin autorizacion previa y expresa de Empresa Editora El Comercio S.A.

En su lugar, los invitamos a compartir el enlace de nuestras publicaciones, para que más personas puedan acceder a información veraz y de calidad directamente desde nuestra fuente oficial.

Asimismo, pueden suscribirse y disfrutar de todo el contenido exclusivo que elaboramos para Uds.

Gracias por ayudarnos a proteger y valorar este esfuerzo.