
Aunque los cálculos de los bancos contemplan una mejora en la demanda de créditos personales en los meses venideros, estos mismos anticipan que serán más rigurosos en la aprobación de desembolsos al público.
Cuando el financiamiento a personas empezaba a salir del estancamiento en el que estuvo sumido por más de un año, una encuesta del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) muestra que la cautela volvería a prevalecer en la recta final del año.
El sondeo, realizado hasta mediados de octubre a gerentes del sistema bancario, revela que estas instituciones endurecerán las condiciones de acceso a los créditos de consumo y tarjetas en este cuarto trimestre, lo que coincide con la temporada del año en la que el gasto familiar exhibe mayor efervescencia. Hasta setiembre estos tipos de financiamiento aumentaron en 6.8% y 5.6%, respectivamente.
“Normalmente, en esta época del año las entidades financieras se muestran agresivas en la oferta de préstamos y eso presiona a la baja las tasas de interés en el crédito del consumo, pero en esta oportunidad sería diferente”, refiere a Gestión el gerente de estrategia y finanzas de Financiera Confianza, Víctor Blas.

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Ajuste en las condiciones de créditos de consumo y tarjetas
Incluso las instituciones financieras, a inicios de año, ya presagiaban que en los meses finales del ejercicio habría un giro en la dinámica del crédito, por lo que redoblaron sus esfuerzos en el primer semestre, con la agilización de sus operaciones para “asegurar” buenos resultados hasta esa parte del 2025, describe.
Luego, el camino se empinaría, como lo trazan las encuestas a la banca, pues el riesgo político relacionado con la proximidad de un proceso electoral de pronóstico reservado se plasmará en un ajuste de las condiciones a las que se conceden créditos de consumo y tarjetas, sostiene el ejecutivo.
Ahora, pese a la recuperación del empleo y la inflación controlada, prima el conservadurismo en la banca, que se extenderá al menos hasta el primer trimestre del 2026, avizora.
“El riesgo político está presente porque se tiene el precedente de las elecciones del 2021 –en las que fue ungido Pedro Castillo, cuyas medidas sobresaltaron a los agentes económicos-. Por eso las empresas tenderán a ser más conservadoras al contratar personal y mejorar sueldos, de cara a las elecciones. Ya salió un outsider (en el 2021) y eso, definitivamente, ha marcado a las empresas”, afirma Blas.

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¿Qué otras razones llevan a los bancos a dar un viraje en sus políticas de crédito?
Con el proceso electoral encima, los bancos están más cautelosos, y también por las expectativas de menor crecimiento de la economía en el 2026, enfatiza el presidente de Maximixe, Jorge Chávez.
Además, la bonanza del oro y cobre este año no se sostendrá por largo tiempo, por lo que la inversión privada crece solo moderadamente, añade.
Los sucesivos adelantos de fondos de AFP han creado la expectativa de auge de recursos entre la población que, para mantener ese tren de gasto, que no es sostenible, utiliza la tarjeta de crédito, dice Chávez.
Los bancos han tomado nota de este particular escenario, complejizado por la incertidumbre electoral y, en esta parte del año, harán un viraje en su estrategia y ajustarán sus políticas, indica Blas.
Así, detalla que lo usual es que en los meses previos a las fiestas las entidades prestamistas lancen campañas agresivas de compra de deudas, bajen tasas de interés y extiendan las líneas de crédito. Pero en esta coyuntura adoptarán una postura restrictiva, que implica que no ampliarán líneas, ni rebajarán tasas, y que en las condiciones de admisión de créditos de consumo no habrá flexibilización, acota.
Además, las instituciones financieras se concentrarán en prestar a personas de mayor poder adquisitivo, de “clientes afluentes –un escalón por debajo de los premium- para arriba”, precisa.

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El peso de la morosidad en los créditos
Si bien el índice de morosidad tiende a estabilizarse, hay grupos en los que se mantiene elevado, como en los consumidores de estratos C y D, sostiene Jorge Chávez, de Maximixe.
El índice ha bajado, pero si se “netea” con los castigos de cartera –créditos en perdida que los bancos retiran de su balance-, la mora resultaría más alta, agrega.
En años previos el portafolio de créditos de consumo sufrió mucho por un deterioro de su calidad, por lo que la banca aplicó políticas más restrictivas que hasta hoy subsisten, refiere Víctor Blas, de Financiera Confianza.

Economista periodista. Estudió economía en Pontificia Universidad Católica del Perú. Editor de Finanzas por 10 años.






