
El caso del tiktoker peruano Christian Villanueva Aguilar, conocido en redes como Crhiss Vanger, ha vuelto a poner en evidencia un problema recurrente en el país: la falta de educación financiera y la facilidad con la que miles de personas son seducidas por promesas de rentabilidad “sin riesgo”.
Villanueva, quien a través de su plataforma Vanger Haus ofrecía retornos mensuales del 5% al 10% a supuestos inversionistas, está acusado por decenas de personas de haberlas estafado con montos que superarían los S/ 100,000. Según los reportes de Cuarto Poder, tras recibir los fondos depositados directamente en sus cuentas personales, el influencer abandonó el país rumbo a Colombia el pasado 4 de octubre y no ha regresado desde entonces.
Más allá del caso particular, la magnitud del engaño refleja un patrón que se repite cada cierto tiempo: ofertas de inversión con rentabilidades irreales y sin supervisión.
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“En el mercado peruano esos retornos son imposible y en el sistema financiero también lo es”, afirma José Kohagura, coordinador académico de Finanzas de Certus.
Explica que, incluso en la Bolsa de Valores —donde los inversionistas asumen un mayor riesgo—, las fluctuaciones diarias de precios pueden ser de 2%, 5% o incluso 10%, pero eso no equivale a una ganancia sostenida ni garantizada. “Son inversiones grandes, de largo plazo, y que implican riesgos elevados”, enfatiza.
Señales de alerta
Kohagura señala que hay ciertos patrones que deberían encender las alarmas de cualquier persona antes de entregar dinero. “Lo primero son las promesas de ganancias rápidas y garantizadas. Cuando alguien te dice que no hay riesgo, pero sí rentabilidad, es una estafa casi segura”, advierte.
Otra señal, agrega, es la presión por reinvertir o aumentar el monto inicial. “Si inviertes S/ 1,000 y te dicen que pongas S/ 5,000 más porque ‘el mercado está subiendo’, desconfía. También si el dinero se deposita en una cuenta personal y no en la de una empresa formalmente constituida”, explica.
Los correos o mensajes genéricos, sin remitente claro, y las demoras o excusas al momento de solicitar el retiro del dinero son también, según el experto, indicios de que se está ante un fraude.

Educación financiera pendiente
¿Por qué tantas personas siguen cayendo en estos esquemas? Para Kohagura, la respuesta está en el bajo nivel de cultura financiera del país.
“La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) señala que solo el 13% de peruanos está en condiciones de tomar una decisión financiera acertada. Eso no significa que no las puedan tomar, sí lo pueden hacer, pero la recomendación es de que primero investiguen, que primero se nutran y que se eduquen”, sostiene.
A esto se suma el desconocimiento sobre ciberseguridad y la confianza excesiva en lo que se ve en redes sociales. “A veces nos dejamos llevar por lo que nos recomiendan, pero nosotros no hacemos la investigación. La gente necesita formarse financieramente, entender conceptos básicos como inversión, ahorro, rentabilidad, riesgo o tasa de interés”, añade.
En la misma línea, Jorge Carrillo, experto en finanzas y docente de la Pacífico Business School, subraya que la educación temprana es clave para reducir el impacto de estos fraudes. “Debe reforzarse desde el colegio. Hay que enseñar que no se puede invertir sin conocer y que detrás de las grandes promesas siempre hay riesgo. Es un trabajo de largo plazo y de todos los sectores”, afirma.
Rentabilidad realista
Según Carrillo, es posible obtener buenos rendimientos en el mercado, pero no en los términos que se ofrecen en esquemas informales.
“Un 5% mensual equivale a cerca del 80% anual, y un 10% mensual supera el 150% anual. Las herramientas que ofrecen estos porcentajes de forma mensual son super riesgosas”, señala.
En la línea, explica que en el mejor de los casos, ciertos instrumentos financieros podrían acercarse a retornos de 15% a 20% anual, no mensual, y siempre asociados a un nivel de riesgo controlado.
Añadió que existen fondos privados o factoring que pagan tasas atractivas, entre 20% y 25% anual, incluso con algunas garantías.
La bolsa o los fondos mutuos también pueden rendir más del 10% anual en ciertos contextos, pero nada de eso es seguro ni inmediato. Si alguien promete 5% al mes, advierte, resulta sospechoso.
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“Por citar un ejemplo, invierto en criptomonedas, que puede subir de un día para otro un montón de plata, sí. Como en 2019 que subió casi 1000% en dos años, hasta el 2021, pero viene acompañado de un riesgo grande. Algo seguro es bien difícil”, remarca.

Cómo verificar una inversión segura
Antes de entregar dinero, ambos expertos coinciden en que el paso más importante es verificar la autorización de la empresa ante los reguladores.
La SBS es la única entidad que autoriza a captar dinero del público mediante productos de ahorro o inversión. Y la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) regula los fondos de inversión. Si una empresa no aparece en los registros de estas instituciones, no es segura, precisa Carrillo.
Kohagura añade que la SBS cuenta con herramientas útiles para los usuarios, como el aplicativo Retasas, que permite comparar tasas promedio en el sistema financiero. “Ahí puedes ver las rentabilidades reales que ofrece el mercado (...) tanto de productos pasivos, básicos, como los de ahorro, de los productos de inversión, como podría ser una cuenta a plazo, como un fondo mutuo, etc”, dice.
También recomienda revisar si la empresa se encuentra registrada y cuenta con canales de atención verificables. “Cuando los fondos se depositan en cuentas personales, y no en una cuenta bancaria formal de una empresa, ello debería alertarnos también”, indica.
¿Falta regulación o educación?
Ambos especialistas coinciden también en que el marco regulatorio en el Perú es sólido, pero la supervisión enfrenta desafíos con el auge de las redes sociales y las plataformas digitales.
“Hoy, con las redes sociales y la virtualidad, aparecen empresas fantasma que captan dinero, desaparecen sin dejar rastro y luego no hay a quién acusar. Creo que hay mucho trabajo por hacer ahí para controlar estos problemas”, sostiene Carrillo.
Para Kohagura, el foco debe estar en la prevención a través de la información. “El marco regulatorio ya es fuerte, trabajan mucho en la supervisión y fiscalización, pero lo que falta es educación. Las personas deben entender que el dinero no crece en los árboles y que toda rentabilidad está asociada al riesgo. Hay que aclarar a todas las personas que cuanto más puedas ganar, mayor será el riesgo”, subraya.
Tarea pendiente desde las aulas
Para Emerson Toledo, decano de la Facultad de Ciencias Contables de la PUCP, el problema de fondo no está solo en la falta de regulación o fiscalización, sino en la brecha estructural de cultura financiera que persiste en el país.
“La mayoría de personas no distingue bien entre ahorro, inversión y especulación, ni sabe cómo evaluar el riesgo detrás de una promesa de alta rentabilidad”, advierte.
En el caso de Chris Vanger, agrega, el atractivo no fue únicamente el dinero, sino la confianza digital: la ilusión de éxito que genera un influencer con millones de seguidores sustituyó al análisis racional que haría cualquier inversionista informado.
El académico señala que el ciudadano promedio no ha desarrollado todavía un pensamiento crítico frente a la información financiera ni hábitos de verificación. Es como si alguien ofreciera un auto nuevo a mitad de precio, sin papeles ni concesionario detrás. El sentido común debería activar las alarmas, pero cuando se mezcla con carisma, redes y promesas de prosperidad, la emoción supera a la razón, comenta.
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“Toda persona, sin importar su profesión, toma decisiones económicas a diario: endeudarse, ahorrar, invertir o emprender. Por eso la educación financiera debe estar presente en todas las carreras, no solo en contabilidad o economía”, sostiene.
Finalmente, el decano de la PUCP subraya que las universidades deben asumir un rol activo frente al auge de los influencers financieros. Las redes sociales, advierte, son el nuevo canal educativo informal, pero el sistema educativo no puede quedarse al margen. “Debe enseñar a leer críticamente lo que circula, distinguir información válida de contenido comercial y promover voces profesionales que comuniquen finanzas con responsabilidad (...) La educación financiera debe convertirse en una política universitaria y nacional”, indica.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo, por la Universidad Tecnológica del Perú, con más de 12 años de experiencia en medios de comunicación. Actualmente escribo sobre política, economía y actualidad.








