
A primera vista, la coyuntura económica peruana parece favorable: inflación controlada, tasa de referencia en descenso y una proyección del crecimiento del PBI de 3.2% para el 2025.
En este escenario, el sistema financiero ha entrado en una “guerra de tasas”, con cajas y financieras ofreciendo hasta 6.50% anual para depósitos a plazo fijo. Sin embargo, estas propuestas no están siendo suficientes para retener a los inversionistas afluentes.
Cada vez más, quienes cuentan con un mayor patrimonio, están cuestionando si tiene sentido seguir apostando por este tipo instrumentos tradicionales, que pese a ofrecer estabilidad en el papel (por la garantía del Fondo de Seguro de Depósito), en algunos casos no logran compensar ni la inflación futura ni el costo de oportunidad frente a inversiones más rentables.
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En ese contexto, los activos alternativos han dejado de ser una opción exótica y se están consolidando como una respuesta lógica ante el estancamiento de las fórmulas convencionales.
“Las tasas de estos depósitos a plazo fijo pueden parecer atractivas si se las mira de forma aislada, pero en realidad están por debajo del retorno real que espera un inversionista informado”, comenta Aldo Salcedo, Partner de Conexa Financial Group. “Hoy existe una búsqueda más activa de vehículos que ofrezcan retornos consistentes, sin perder la vista en el control del riesgo y participe en sectores concretos de la economía”.
Entre estos vehículos destacan la deuda privada y los fondos inmobiliarios, que han demostrado tener no solo mayor rentabilidad, sino también baja correlación con los vaivenes de los mercados financieros tradicionales. A diferencia de los depósitos bancarios, estos instrumentos permiten a los inversionistas estar más cerca de la actividad económica real, con flujos predecibles y respaldo en activos tangibles. “En estos instrumentos se observa rentabilidades de entre 8% a 10% en soles y 7% a 9% en dólares, lo que representa una diferencia significativa frente a los depósitos tradicionales que rara vez superan el 6.5% anual” destaca Salcedo.
De hecho, en diversos países con mercados de valores más profundos, los activos alternativos ya ocupan entre el 20% y el 30% del portafolio de inversionistas y ya no sólo se limita a institucionales. “Esa tendencia ya ha llegado al Perú. Estamos viendo cómo muchos inversionistas con perfil conservador están optando por una diversificación que incluya estos instrumentos como núcleo de su estrategia, no como un complemento marginal”, explica el Partner de Conexa Financial Group.
El cambio también responde a un perfil de inversionista más consciente, exigente e informado. Se trata de personas que no solo buscan rentabilidad, sino también entender qué están financiando con su dinero. “Cuando un inversionista ve que su capital está ayudando a que una empresa mediana acceda a financiamiento o a que se desarrolle un proyecto de vivienda formal, entiende que puede generar valor económico y social sin sacrificar retorno ni asumir mayores riesgos. Esa es una evolución positiva del mercado”, agrega.
En medio de un sistema financiero aún rígido y concentrado para el financiamiento y ahorro, los instrumentos bancarios ya no resultan suficientes, los activos alternativos están ganando terreno. Si bien el cambio está ocurriendo de manera gradual, todo indica que este avance, hasta ahora silencioso, pronto será evidente en la nueva composición de los portafolios peruanos.
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