
Escribe: Janneth Parra, Gerente Comercial de INANDES Grupo Financiero
En tiempos de incertidumbre política, tensiones geopolíticas y mercados volátiles, muchas empresas pueden caer en estado de parálisis.
Pero el verdadero origen de esta inmovilidad no es externo. No son las guerras, los aranceles ni los cambios de gobierno los que detienen el crecimiento. Son las personas que lideran esas empresas —sus miedos, sus creencias, su mentalidad— quienes activan o frenan la energía del dinero dentro de una organización. La respuesta está en la mentalidad de los directivos.
Cuando quienes toman decisiones lo hacen desde la carencia -“no es el momento”, “mejor esperar”, “todo va a empeorar”- , la empresa se encierra en una burbuja de miedo.
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Y esa mentalidad no solo frena el crecimiento propio: lo que piensas lo atraes, alimentando un círculo vicioso que impacta a proveedores, trabajadores, bancos y a toda la economía.
Es una profecía autocumplida: si dejamos de mover la rueda, efectivamente todo se detiene.
¿Cómo romper entonces con esta mentalidad limitante?
Aquí algunas propuestas:
1. Gobernar las emociones, no ser gobernado por ellas. Los grandes líderes no son aquellos que nunca sienten miedo, sino quienes no toman decisiones basadas en este. Ante escenarios difíciles, la clave es preguntarse: ¿esta decisión nace del análisis o del temor? Aprender a reconocer nuestras emociones sin dejar que decidan por nosotros es un primer paso vital. Calmar los nervios.
2. Tener un foco claro y una visión estratégica. Una empresa que sabe hacia dónde va, no se desorienta con cada noticia. El liderazgo con claridad de propósito permite ver oportunidades donde otros solo ven caos. No se trata de negar los riesgos, sino de aprender a leerlos como parte del terreno de juego. Optar por ver lo bueno en cada situación.
3. Reforzar la confianza con información. Los líderes deben comunicar con hechos y datos, no con suposiciones ni con el eco de los medios. Generar confianza interna (con el equipo) y externa (con inversores, clientes y aliados) pasa por ofrecer información clara, realista y enfocada en las posibilidades.
4. Estar atentos, presentes y con mentalidad abierta. La abundancia no llega a quienes esperan condiciones perfectas. Llega a quienes observan, escuchan y actúan desde una mentalidad abierta. Estar en modo “presente” permite captar señales de oportunidad incluso en medio del desorden.
La energía del dinero responde a la actitud de quienes la mueven. Si los líderes empresariales continúan esperando un entorno ideal para actuar, seguirán perdiendo terreno frente a aquellos que saben que en medio del miedo se esconden las mayores oportunidades. No es el contexto lo que define el destino de una empresa, es la mentalidad con la que se lo enfrenta.
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