(G de Gestión) Acostumbrados a la decoración relajada de sus anteriores locales, el chef Renzo Miñán ahora sorprende con Festivo, un espacio moderno, de iluminación indirecta y mezcla precisa de materiales decorativos. Un proyecto que propone almuerzos, cenas y tapeo, con su toque personal, donde rescata los sabores más emblemáticos de nuestra cocina, sobre todo, el norteño.
Esta vez, Miñán y sus socios han optado por anclarse en la esquina más gastronómica de Miraflores, cerca a La Plazita, el clásico Perlizza y Zimmerman. Toma así, entonces, cierta distancia respecto a los estilos de su otro proyecto Cumpa, un local que evoca una taberna o de Almacén, una cebichería juvenil que destaca por su ambiente fiestero al igual que por su comida.
En Festivo, todos sus platos destacan por la frescura de los insumos, el punto perfecto de cocción de las carnes y su auténtica sazón criolla. Su cebiche Misterioso y Abusivo, elaborado con pesca del día, pulpo, langostino y leche de tigre arrocotada, viene coronado con calamares crocantes, es uno de los indispensables de su carta. Pero quizá la fiesta es mucha y algunos sabores pasan desapercibidos envueltos en un maretazo arrocotado. Sin embargo, la frescura de sus insumos permanece en cada bocado.
Seguimos con un suave pastel de choclo, acompañado de un osobuco de lenta cocción que se deshace en la boca. Ambas preparaciones muy logradas podrían haber brillado cada una por sí misma, pero pelean por el protagonismo dentro del mismo plato. Los fondos hacen difícil la decisión del siguiente paso.
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Entre un arroz con pato que incluye magret y pierna, vegetales, salsa huancaína y criolla; unos gnocchi con huancaína trufada y osobuco, acompañados de jugos de estofado y tierra de aceituna; o los ravioles rellenos de asado al vino tinto, con hongos y puré de plátano, me decido por el Asado de Tira Norteñazo. Según la carta, este plato ha sido cocido durante doce horas y concentra en sus jugos chicha de jora y loche. Lo acompañan unos frejoles cremosos y llenos de sabor y un arroz blanco con choclo y mantequilla que nos devuelven a la niñez. Sin duda, un plato que reconforta, por la suavidad de su carne, la textura de los frejoles y el sabor a mantequilla del arroz.
Renzo no se complica con los postres. Hay tres opciones bastante clásicas: un merengado de chirimoya, hecho con manjar de olla, merenguitos y frutos rojos. También, una delicia de limón con la base crocante y sorbete de limón. Y la crema volteada, que llega a la mesa, consistente y aterciopelada, con un caramelo especiado, muy aromático.
La propuesta coctelera brilla por sí misma y convierte a Festivo, también, en una buena opción para unos tragos y tapas. Entre sus propuestas de autor destacan el Catrina Mule, con tequila Olmeca blanco, Matacuy, culantro, ají limo y ginger beer, y el Dive in Perú, con vodka, Matacuy, Noilly Prat y salmuera de cushuro.
Festivo resalta por su versatilidad, siendo ideal para el almuerzo, la cena o el tapeo. La frescura de sus ingredientes y las reinvenciones que Renzo aporta a la cocina tradicional son notables. Además, su carta de bar, con cócteles bien equilibrados e inspirados en la tradición peruana, complementa perfectamente la experiencia.
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Estudió Administración de empresas en la U. de Piura. Cuenta con más de 10 años de experiencia en el mundo editorial, en los que ha escrito para medios como Revista G de Gestión, Gestión, El Comercio, Semana Económica, El Trinche, Revista Macondo (Barcelona), Cosas, Revista J, entre otros. Tiene una maestría de Escritura Creativa en la PUCP.
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